miércoles, 7 de mayo de 2014

Estudiantes - CB San Fermín: mucho más que un partido amistoso

Recuperamos este artículo publicado en el Magazine de Estudiantes acerca de las actividades de nuestro querido Club Baloncesto San Fermín el año pasado. Tristemente sigue de plena actualidad la falta de medios con los que cuenta el Club pero refleja a la perfección la GRAN aportación del baloncesto a nuestro barrio como medio de integración y de educación en valores. ¡¡No tiene desperdicio!!
Asefa Estudiantes fue el anfitrión el pasado miércoles 23 de un ejemplo de superación a través del baloncesto. Los chicos y chicas del preinfantil del Ramiro de Maeztu, entrenados por Marta Sánchez y Adrián R. Mora, invitaron a jugar con ellos al equipo mixto Infantil del CB San Fermín. La visita consistía en la disputa de un partido amistoso en el pabellón Antonio Magariños y concluyó con una foto conjunta de ambos grupos bajo el aplauso de los familiares y amigos que asistieron a una fiesta del baloncesto como compromiso educativo y social.
El equipo infantil del CB San Fermín representó a más de 90 jugadores que forman una actividad generada hace cuatro años con un puñado de adolescentes y que ahora cuenta con seis grupos mixtos desde benjamines a junior. Su visita al Antonio Magariños se integró en el interés del Club Estudiantes en ayudar a este proyecto al que ya ha donado material y que se sustenta en la financiación de la ONG Intervida y los Planes de Barrio del Ayuntamiento de Madrid.
El Club Baloncesto San Fermín es un proyecto que utiliza el baloncesto como herramienta integradora y de educación de valores entre la población infantil en riesgo de exclusión social. Altas tasas de paro, abandono escolar, marginalidad y pobreza definen un entorno falto de instalaciones, donde, por poner un ejemplo, no hay unas canastas de minibasket en toda la zona, ni se dan muchas alternativas de ocio para los jóvenes de un barrio que luchan por quitarse las etiquetas que pesan sobre ellos por vivir en un entorno desfavorecido. Con su esfuerzo e intachable comportamiento sobre una cancha de juego, estos chicos intentan revertir esta visión. Con la idea de buscar esa 'normalización', como un colectivo más, visitaron el Antonio Magariños y compiten todos los fines de semana en las Ligas Municipales, donde están dejando el listón muy alto por su actitud y deportividad, bajo el lema 'Haciendo barrio, haciendo baloncesto'. El miércoles todas las canastas fueron aplaudidas por ambos banquillos.
Al finalizar el amistosos los jugadores de los dos equipos compartieron una merienda que simbolizó la comunión de dos proyectos en los que se prioriza la difusión de los valores más positivos del baloncesto. Los jóvenes se despidieron con la promesa de volver a juntarse en la pista del Parque Lineal del Manzanares, donde entrenan al aire libre los equipos del San Fermín, y de invitar a otros equipos del proyecto al Ramiro. 
Sergio Ruiz (@puertatras)
ENTREVISTA EN EL MAGAZINE “19-48” DE ESTURADIO
¿Cuéntanos en qué consiste el proyecto?
El germen que tuvo este club en su fundación, educar a través del baloncesto, es lo que seguramente estemos intentando aunque a otros niveles en el barrio de San Fermín. Un barrio sin muchas oportunidades, muy discriminado. Intentamos que los chavales tengan la oportunidad de jugar al baloncesto y educar a través de él, que es una herramienta que tenemos el privilegio de poder utilizar. Es un proyecto muy humilde pero con muchas ganas y tenemos el regalo de que doce niños de un barrio del sur de Madrid jueguen en el Magariños gracias al club y a la coordinación de una entrenadora de la cantera, una extraordinaria educadora, Marta Sánchez. Ella lleva un grupo de infantil del Ramiro y acordamos que nos iba a invitar y nuestro equipo infantil de San Fermín, que es el primer equipo del club que está participando en una competición como los Juegos Deportivos Municipales, disputa un amistoso contra un equipo del Ramiro.
“COMENZAMOS CON DIEZ NIÑOS Y YA CONTAMOS CON NOVENTA”
Lleváis muy poco tiempo y habéis avanzado muchísimo. ¿Cuántos niños comenzaron y cuántos tenéis ahora?
Empezó por la pura necesidad que vieron las personas que trabajan en el proyecto, que llevan quince años trabajando en el barrio con diferentes colectivos; de que los chavales del barrio, más allá de un club de fútbol que hay, no tenían otra actividad deportiva y surgió la idea de empezar a trabajar con el baloncesto con el apoyo de la Asociación de Vecinos y de los planes de barrio del Ayuntamiento de Madrid. Un amigo mío, Jacobo Rivero, fue el primer entrenador. Captó a unos chavales. Eran diez, doce chavales de cuatro años que empezaron a entrenar dos días a la semana, quedaban, hacían salidas, iban a sitios y poco a poco, con la entrada de Intervida como gran apoyo económico, una ONG de Barcelona que conoció el proyecto y lo quiso impulsar, hubo una persona trabajando más tiempo y desarrollando mejor el proyecto.
El año pasado dimos un paso cualitativo y cuantitativo. De diez o quince niños pasamos a contar en torno a cincuenta o sesenta y este año ya contamos con noventa niños. Esto, más que del buen trabajo realizado, habla de la necesidad y las ganas de los chavales del barrio de hacer cosas.
“SON CHAVALES CON LAS MISMAS GANAS, SOLO HAY QUE DARLES UNA OPORTUNIDAD”
¿Cómo es el perfil de los chavales y qué les aporta el baloncesto?
Los chavales son como los que vienen aquí a jugar al Asefa Estudiantes. Tenemos chavales desde seis años hasta alguno de veintidós que ya no es tan chaval pero nos sigue apoyando ya que es uno de los que estaban cuando empezó el proyecto. Son chavales con las mismas inquietudes y la única diferencia puede ser que tengan menos oportunidades. En sus barrios no hay colegios tan buenos o las instalaciones que puede haber en otros barrios y que cuando se habla de su barrio se habla sobre todo de malas noticias. Son chavales con las mismas ganas, solo hay que darles una oportunidad.
¿Cómo recibieron la noticia de jugar en el Magariños?
Cuando se lo dijimos la semana pasada porque lo hemos ocultado un poquito también. Ayer hicimos la presentación de las nuevas equipaciones, que las han elegido ellos. Intentamos que todas las decisiones las tomen los chavales. Ahora estamos preparando el escudo, buscando poco a poco tener la identidad de un club de baloncesto, porque nuestro objetivo es normalizar todo y ser un club de baloncesto igual que otro pero con una idea muy clara de lo que queremos hacer: anteponer la educación, que es lo más importante que nos da el deporte. Se lo hemos ocultado y, cuando lleguen aquí van a ser conscientes. Alguno sabe lo que es el Estudiantes porque el año pasado fuimos al último partido ante Murcia. Algunos chavales ya eran del Estu, otros no y otros se hicieron ese día entre lágrimas y algunos todavía no tiene muy claro lo que es el Estudiantes y hoy lo van a conocer también.
“ES IMPORTANTE QUE ELLOS SEPAN EL VALOR QUE TIENEN LAS COSAS Y QUE TIENEN QUE COMPARTIR”
¿Cómo es tu relación con los niños?
Siempre que entrenas se crean vínculos con los chavales o, por lo menos, yo siempre los he tenido y me cuesta evadirme de esa relación personal. Yo prefiero tenerla, que los chavales sepa que tienen una persona en la que pueden confiar, que va más allá del papel de un señor que le enseña a hacer una bandeja. Hay chavales que vienen el primer día y no hacen más que coger los balones y tirarlos y poco a poco les vas enseñando que esa pelota es también del compañero, que la tiene que compartir.
Este año vamos a tener una iniciativa de entregar una pelota a los chavales de minibasket para que ellos tengan su propia pelota, con lo cual consigues que puedan entrenar más allá de sus horarios de entrenamiento pero también interviene la responsabilidad de que esa pelota es con la que va a jugar con sus compañeros y también la tiene que cuidar porque vivimos en una sociedad en que parece que el cariño o el afecto se canjea por regalos, por cosas materiales.
Es importante que ellos sepan el valor que tienen las cosas y que son cosas que tienen que compartir. Pero no solo es un balón, también cuando sean mayores son otras cosas. En la actualidad con los recortes que estamos sufriendo esas cosas que son de todos ahora parece que no son tan de todos. Hay que trabajar desde estos pequeños detalles sobre las grandes realidades.
“EL BARRIO DE SAN FERMÍN ACOGE A LA CAJA MÁGICA PERO NO TIENE NI UNA CANCHA DE MINIBASKET”
Y, aparte de esos pequeños detalles que para ellos son una cosa única, también estáis poniendo mucho empeño en el tema de las infraestructuras. ¿Dónde entrenáis?
Esa es la gran paradoja. El barrio de San Fermín somos el barrio que acoge la Caja Mágica pero, a la par, somos un barrio que no tiene una cancha de minibasket ni en el colegio público. En el colegio público, que es de Primaria, tiene canastas grandes.
La Torre de Hortaleza es un espejo, un proyecto que se creó en el año 1980 en el que había unas problemáticas muy graves de drogadicción y nosotros nos fijamos mucho en ese ejemplo. El año pasado fueron a jugar allí un grupo de pequeños que aglutinaba prebenjamines, benjamines y alevines con su entrenador, Miguel. Y, tras el partido, me comentó: Qué bien preparados estamos nosotros que en el calentamiento tiraban a canasta y superaban el tablero. Es una imagen divertida pero es una imagen muy triste de que nosotros entrenamos en canasta grandes y se han acostumbrado a tirar con mucha fuerza y tiran casi todos a estilo soviético porque no llegan.
Si lo analizas es decepcionante porque a ese niño no le puedes enseñar a hacer bien una entrada a canasta. Siempre se va a parar debajo del aro y va a ser muy frustrante porque no va a llegar.
El otro día había una niña de seis años que se ha apuntado este año y me vino emocionada porque por primera vez había llegado al aro. Y esa alegría es una tristeza de que en el barrio no haya instalaciones. Hay una campaña desde la Asociación de Vecinos para exigir que nos dejen entrenar en la Caja Mágica pero con que instalen unas canastas de minibasket en el colegio o en el parque donde entrenamos, el Parque del Manzanares, en el que hay dos pistas que no están ni pintadas.
Cuando llueve se tienen que venir al Albergue, que por suerte la Asociación gestiona desde hace quince años un albergue juvenil en el que hacemos otras actividades como la elección de su propio escudo o pintar pancartas que van en la misma dinámica de hacer colectivo pero los chicos van a los campos aunque llueva y luego vienen al albergue porque están deseando jugar.
 ¿Y cuántos equipos tenéis? 
Tenemos seis grupos: tres benjamines, un alevín, un infantil y un cajón desastre que incluye cadete, junior y algún senior también.
“HAY UNA NECESIDAD LATENTE DE BALONCESTO PERO NO HAY MEDIOS”
Para conseguirlo, contáis con la ayuda de Intervida. ¿Cómo es ese apoyo?
Es fundamental. Es una actividad integradora, los chavales no pagan nada por hacerla evidentemente y entonces todos los apoyos externos son esenciales. Intervida nos apoya gracias a la solidaridad de sus socios aportando gran parte del presupuesto que también se completa con los planes de barrio del Ayuntamiento de Madrid. Si no fuera por ellos seguramente no podríamos llegar a noventa chavales. Esta financiación es bestial, como el apoyo del Asefa Estudiantes. Pablo Borrás nos cedió una cantidad importante de balones. Desde la Fundación también nos han acogido muy bien. Incluso el Real Madrid, que el otro día nos invitó a ver un partido de Liga Endesa, Fuenlabrada… también se han interesado.
¿Estáis en plena expansión?
Sí. Los chavales lo piden. Si tuviéramos unas canastas de minibasket, un pabellón en el barrio y no nos tuviéramos que desplazar a Orcasur y tener problemas para alquilar unas pistas, seríamos muchos más porque hay una necesidad terrible. Tú estás entrenando y se paran unos chavales y te preguntan qué pueden hacer para apuntarse. Y les animas a apuntarse pero tenemos unos límites máximos por grupo porque si no sería inabarcable y se realizaría un mal trabajo. Hay una necesidad latente de baloncesto pero no hay medios. Somos un barrio de segunda o de tercera división y esa es la lucha que tenemos: intentar crear esa conciencia social con los chavales y entrevistas como ésta sirven para que el proyecto salga de esa pista de baloncesto en el parque y la gente sepa el gran trabajo que hacen no los que estamos allí sino los chavales, que lo hacen fantástico.
Seguramente el baloncesto les aporta más de lo que piensan porque están infravalorados. Todo el mundo les dice que va a ser un malote o el que se piensa que no es un malote que se dé cuenta de que fuera de allí es un malote porque es del barrio de San Fermín. Es interesante preguntarse por qué puede haber ciertas situaciones en unos barrios y no en otros. A lo mejor porque no hay canastas de minibasket en donde un chaval puede ir a jugar al baloncesto en vez de hacer otras cosas.

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